Hay algunas cosas llamadas evangelio, que son "olor de muerte para muerte" para todos aquellos que las oyen. John Berridge decía que predicó la moralidad hasta que no quedó en el pueblo un hombre moral; porque el modo más seguro de dañar la moralidad es la predicación legalista. La predicación de las buenas obras y el exhortar a los hombres a la santidad son admirados en teorías pero en la practica se demuestra que son ineficaces. Incluso el señor Chalmers confesó que durante años y años no predicó otra cosa que moralidad y preceptos, pero nunca vio a ningún borracho convertido por el hecho de mostrarle los males de la embriaguez, ni a ninguna persona liberada de su vicio por mostrarle la atrocidad de su pecado. No vio resultados sino cuando empezó a predicar el amor de Jesús, y la doctrina de que por gracia sois salvos por la fe. Al predicar la gracia de Dios en Cristo, los borrachos arrojaron sus copas, los ladrones se hicieron honrados y los blasfemos se inclinaron ante Jesús.C. H. Spurgeón.
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