Este pasaje nos enseña que humillarnos es no preocuparnos. Una persona que se preocupa todavía piensa que de alguna manera puede resolver su propio problema. La preocupación tiene la mente "corriendo en círculos" tratando de encontrar una solución a su situación. El hombre orgulloso está lleno de sí mismo, mientras que el hombre humilde está lleno de Dios.
El hombre orgulloso se preocupa; el humilde, espera.
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