Mira, yo también me lo pregunto...

Cada semana me hago la misma reflexión, solo que hoy la escribo y lo hago de manera abierta, no como un ataque, sino como un reto al creyente que vive en estos tiempos, los tiempos del fin, sin ánimo de ofender a nadie ni apuntar a nadie en particular. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

Me pregunto cómo se viviría el cristianismo puro y duro sin los programas domingueros llenos de música, luces, focos, foquitos y tomasitos. Sin aparadores atractivos, sin montajes y desmontajes de horas antes y horas después. Sin programas de entretenimiento para niños y despliegue de juguetes y audiovisuales y guarderias o aparcamientos de bebes que te invitan a dejar a tu hijo y disfrutar de la Fiesta sin interrupciones. Como sería si las luces estuvieran encendidas y se viera la gente cara a cara, si la movida de sobre el escenario desapareciera y te quedaras tu y los otros, uno a uno, teniendo que acercarse a la mesa del Señor, con la responsabilidad de traer tu ofrenda a Dios, sin ayuda de absolutamente NADA, mas que tu corazón y tu relación personal con Dios, del día a día....Que tal si al empezar o al terminar no hubieran mesas con pastel ni café, ni pulseritas, ni libros que mirar. Si los programas de domingo no se publicitaran en las redes sociales con fotos atractivas de gente guay, bien vestida, en un entorno idílico y grandes sonrisas de bocas abiertas invitandote a formar parte de un lugar maravilloso de familia estupenda que te recibe con los brazos abiertos y luego te pasa la ofrenda, una casa donde ser feliz, o sea, más feliz que en tu casa, o sea, La Leche, de felicidad dominical, que te conducirá a la eternidad, con una canción y una sonrisa. Cómo sería si en lugar de aquí, viviéramos en algún pais de esos donde la iglesia verdadera es perseguida hasta la tortura y la muerte...donde tener una Biblia es casi imposible, donde los lugares de reunión son como ratoneras, sin música que llame la atención de los que quieren matar el cuerpo, escondites donde la Palabra se hace viva, donde el que es creyente, lo es de verdad porque le puede costar la vida y donde la fiesta es una experiencia espiritual alrededor de la mesa, cercanos a Cristo, con el temor en el cuerpo y el alma apegada a Dios.... Solo reflexiono... y tengo vergüenza y un reto por delante... (E.Vidal)