Desaparece la luz, si me pongo justo debajo,
Y si tu cuerpo flota entre mis dedos te haces pequeño,
Rápida es la tortura del alma, y frío el cáliz de mi huesos contra el suelo.
Mental del panal del lagar, soporífero y vital, son los entramados de la sal en las heridas, se me cortó la respiración, pero me limpió, enjuagó y restituyo el tejido, se quebrantó el pequeño gemir de mi estado lunar, y aparecí sin ser vista ni oída, oí.
Un baño rojo ha precedido la caída de mis órganos, si me desangro o me endulzo el costillar, hazme saber el sabor que tendré, no he venido a saber, sino a aprender, la luz que tapé con mi sien, con un dedo puede volver.
Que no se desvanezca tu alma nunca, ni la encierres entre terciopelo negro, ni texturas taciturnas, enséñala, que admiren una obra más, no más sin más, sino superior y vital, mental del panal del lagar, enseñar y aplastar la larga cola del tapiz, a muerte y a morir por ser y sufrir.
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