Ana llora desconsoladamente por un hijo.
Y Dios escucha su oración y se lo concede, pero ella le prometió entregarlo al templo y consagrarlo a Dios.
Cada año, Ana , subía al templo a ver a su hijo Samuel.
Y le llevaba una túnica, el chico crecía, en estatura y en los caminos de Dios.
Tanto que Dios lo usó como profeta en Israel de una manera poderosa. Ungió a Saúl como rey de Israel.
Hoy en el taller: chocolateeeee!!!!
Como esta mujer, NO HAY OTRA!!!.... Mi hermana mayor es una GRANDE, en todos los sentidos!!!
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