
Sé que mi vida es tu proyecto, y que cada reto forma parte de esa escuela que perfecciona mi vuelo. Cada detalle es un regalo que presentas a mi vida y cada vez que amanece me dejas sentir la fuerza del sol y me das el mejor lugar para ver esos atardeceres tan sobrecogedores...
Pero sé que me mata el celo, y aunque se me da de miedo esperar, también sé que espero gruñendo como un animal que no procede a mi porte...
Me has dado alas, y siento que estás sanando poco a poco cada herida que hizo que pospusiera mi viaje.
Te amo, porque a pesar de mis equívocos, admiras mi pequeña vida y contemplas mi insignificante vuelo con la intensa atención de una madre que lanza a su cria por primera vez al vacío.
Por cada socorro prestado, por cada lección aprendida, por cada prueba superada, o por cada reprimenda merecida... GRACIAS... porque a veces he volado alto, y sin duda te lo debo a Ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario