“Aunque el pecado te proscriba, y la ley te denuncie, y el oficial de la justicia pudiera rechazarte y decir, “No puedes entrar, ningún pecador pasa por este camino,” insiste en que eres una criatura y un pecador y que el Evangelio se envía a todas las criaturas, y especialmente invita a los pecadores, y que por consiguiente estás determinado a ir a la fiesta de la gracia, sin importar quién se oponga.
Permanece firme en tu decisión de entrar, y tan cierto como que Dios es verdadero, si hay esta resolución y perseverancia en ti, entrarás al banquete del amor, heredarás la vida eterna, y te gozarás para siempre.”
C.H.S
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