Feliz el hombre que puede escuchar la voz de su mente y corazón sin sofocarlo. Bienaventurado el que puede pensar acerca de la brevedad de su existencia, la fragilidad de la condición humana, las incertidumbres de la vida y la muerte sin necesitar narcóticos. Solamente en Cristo podemos disfrutar de una vida plena. En él, lo que nos decimos a nosotros mismos “¿Por qué te abates, alma mía, por qué te turbas dentro de mí Espera en Dios, porque aún he de alabarle, mi ayuda y mi Dios?” (Sal 42: 5). #vidaefímera #tanatorio #recordatorioenblanco
No hay comentarios:
Publicar un comentario