"En Sudáfrica, antes de la abolición del apartheid, la
gente encendía una vela y la colocaba en una ventana, como señal de esperanza,
una señal de que algún día el mal sería derrotado. En cierto punto, la luz de
las velas fue declarada ilegal, tan ilegal como llevar un arma. Los niños
hacían chistes sobre el tema diciendo: “Nuestro gobierno tiene miedo de que
encendamos velas”. Con el correr del tiempo, sabemos, el apartheid fue
derrotado "término produjo su derrota, es justo decir que “encender velas” (cosa que el gobierno sin duda tenía razones para temer) fue un arma considerablemente más poderosa que las pistolas o los fusiles. En la lucha por la justicia y la paz, nuestras verdaderas armas, como cristianos, no son la ideología o las pistolas y los fusiles, sino las velas encendidas, la esperanza, la integridad personal, la compasión y la oración.
(R. Rolheiser)
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