Caleb se presentó ante Josué para reclamar el monte que Dios le había prometido.Tenía 85 años, y hacía 45 años que esperaba el cumplimiento de su promesa. El paso del tiempo no lo desalentó. No se quejó ni dijo: “Esto ha tardado tanto tiempo que estoy demasiado anciano para pensar en estas cosas ahora”. Se negó a renunciar a sus sueños. Su cuerpo podía estar volviéndose más lento, pero su hombre espiritual continuaba creciendo en estatura y fortaleza como si fuera un jovencito. El monte Hebrón era el lugar donde vivían los gigantes pero eso no le importó a Caleb. El dijo: “Dame, pues, ahora este monte”. Como Caleb la victoria te pertenece Nunca es demasiado tarde. Mientras tus ojos estén fijos en el Señor y en Sus promesas. El hará la obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario