¡Además el agua también tiene que ver con la aventura! Esos ríos de agua viva (cf. las palabras de Jesús en Juan 4) no sólo nos refrescan, sino que también nos llevan a deslizarnos de una manera diferente por la vida.
No está hablando de tres o cuatro gotas llenas de vida que caen del cielo, ¡No! Lo que Dios nos regala son ríos enteros que surgen de nuestro interior. Cuando alguien conoce al Señor, el aburrimiento desaparece, la monotonía pasa a "peor" vida, porque quienes pasamos a mejor vida somos ¡Nosotros!
Esa es una de las ideas claves en la vida espiritual. Ya que el Espíritu de Dios se presenta como agua, ¡Tenemos que sumergirnos completamente en Él!
No se trata de beber unos tragos, sino de nadar en la abundancia"
Del libro "Mejora tu ritmo" de Jaime Fernández
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