CUANDO DIOS HABLA.

“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón...” (Heb.4:7)
Cuando Dios habla al Hombre y le declara lo que hay en Su corazón, el hombre recibe lo más íntimo de Dios. Él no habla conmigo sólo por pasar el rato, Su propósito es ponerme cada vez más en alto. Y no importa si yo me veo por las alturas o me siento por los suelos, lo que importa, es que Él ha visto mi corazón, ha fijado Sus ojos en mí y quiere declararme Sus grandezas... no soy diferente a otros, tan sólo estoy atenta a Su voz, preparada, eso es todo.

Creo que en medio de tantas voces, lo que más me cuesta es diferenciar Su voz, y oír con nitidez lo que dice.
Así que, cada vez que Él habla sé que es momento de tomar decisiones... Pero, ¿qué pasa cuando lo que te declara te implica demasiados cambios, ya sean de actitud o de conducta, ya sean de sentimientos, cambios personales, o de relaciones, cambios de ciudad, cambios espirituales, o laborales?... etc...) Y es que hay cambios que ... tienen tela, son demasiado radicales, y esas cosas me asustan.

Lo cierto es, que en este proceso, presento un montón de excusas engañándome a mi misma, me rebelo, en cierta manera con cualquiera que me diga algo...., discuto con Dios, y mi corazón se endurece a Su proposición... y es que muchas veces te cuesta creer a Dios, creer en Su Provisión, en Su preparación, a veces me cuesta creer que tiene algo mejor que a lo que yo estoy aferrada... bueno, a lo mejor, no...todo esto es mejorable...por decirlo asi.

Es cierto que el hombre, por naturaleza, es animal de costumbres y temeroso de lo que desconoce... y yo soy"hombre", un poco animal, y bastante miedosa.

Por eso, Dios, sé que mientras mi reacción sea esa, comenzará a ESPERAR... aun no estoy preparada, pero lo hará.
Aparentemente es Dios el que parece que PIERDE, pero la realidad es que yo soy la que NO GANO...
Sé que si abro mi corazón a lo que Dios tiene que decirme HOY, entonces, lo seguiré escuchando mañana. Va ha haber cambios, estoy segura de eso. Voy a tener que escuchar Su voz, y ser valiente para tomar esas decisiones. Dios seguirá poniendo en mi mano el ser puesta en Alto o el ver pasar los días sin alcanzar los propósitos de Su corazón. Bueno, en realidad, lo que más necesito es no equivocarme y estar segura que lo que Dios quiere para mi vida, y para mi familia, es esto...